Con la cuenta regresiva para el final de 2024, los habitantes de Medellín ya preparan sus tradicionales festejos para despedir el año. Uno de los elementos que se ha convertido en una tradición relacionada con el adiós a las cosas negativas que dejó el año, es la quema de los ‘año viejo’.
Se trata de muñecos a escala real, que suelen ser personificados, ya sea con vestimentas tradicionales o incluso, con los rasgos y el rostro de personajes famosos como políticos y artistas.
Los muñecos de año viejo están hechos de materiales como papel, cartón y telas, que posteriormente son rellenados con pólvora y/o químicos inflamables y explosivos, lo que los convierte en un elemento simbólico para destruir todo lo malo o negativo que se carga durante el año, para darle la bienvenida al año nuevo en blanco.
Riesgos
En lo corrido de la temporada decembrina de este año, en la ciudad se han reportado 40 casos de lesionados a causa de la quema de pólvora como parte de las celebraciones de temporada. Esta cifra representa una disminución de 3 casos con respecto a la misma fecha del año 2023, sin embargo, las autoridades buscar tratar de prevenir lo que ocurrió el 31 de diciembre pasado en la ciudad.
En las celebraciones de año nuevo del 2023, se presentaron 15 casos de quemados, solo en esa noche, siendo la fecha con más casos de todo el mes, y provocando un aumento estrepitoso en la estadística general del mes de diciembre.
Al respecto del uso de estos muñecos, Luz Jeannette Mejía, líder de la unidad de Gestión del Riesgo y Cambio Climático del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, mencionó que la quema de estos elementos representa un riego para la seguridad tanto de las personas como de los ecosistemas.
“Es momento de que todos nos sumemos a ser antipólvora y optar por celebraciones más responsables, sin poner en peligro a las personas, animales y la naturaleza”, señaló Mejía.
Por otro lado, Carlos Andrés Carvajal, presidente de la Federación Nacional de Pirotécnicos (Fenalpi) le explicó a EL TIEMPO que la quema de los muñecos de Año Viejo es una tradición especialmente fuerte en Antioquia y que se relaciona también a las prácticas de quema de explosivos de la región.
Según Carvajal, de lo correspondiente a esa cifra, el 25 por ciento de la quema y comercialización de todo el país está concentrada en Región.
Además, el presidente de Fenalpi explicó: “la pirotecnia es diferente a los explosivos, y Antioquia suele ser una región relacionada con los explosivos, como el ‘año viejo’ y los voladores. Ahora la tendencia va a los productos sofisticados como las tortas, que ya no se catalogan como explosivos sino como pirotecnia, que contienen sustancias químicas, pero que no se pueden ser catalogados como explosivos porque no detonan por encima de los 2.000 metros por segundo; la pirotecnia llega máximo a 300 metros por segundo”.
Químicos altamente detonantes
Según Carvajal, el arraigo del año viejo como tradición en la región responde a la alta actividad minera de la misma y del uso de explosivos para los trabajos relacionados con este oficio.
En ese sentido, Carvajal enfatizó que, adicionalmente, a los muñecos de año viejo se les suele agregar componentes químicos en su relleno, que potencian la inflamabilidad del mismo, y que, del mismo modo, hacen que se potencien las explosiones que se presentan.
Al respecto, Carvajal hizo un llamado a quienes manipulan pirotecnia para que se hagan conscientes de los riesgos que representan, de los tipos de pirotecnia existentes y de que las alteraciones a estos productos con respecto a sus componentes originales puede tener consecuencias graves.
“El llamado con los muñecos de año viejo es a que no los llenen con productos químicos que pueden resultar siendo altamente detonantes, ya que estos son los que producen más laceraciones, amputaciones y pérdidas oculares en el país”.
Por su parte, la unidad de Gestión del Riesgo y Cambio Climático del Área Metropolitana del Valle de Aburrá llama a los habitantes de la ciudad a evitar estas prácticas en año nuevo y a denunciar su comercialización, distribución y uso a las autoridades locales.
NICOLÁS TAMAYO ESCALANTE
Periodista de Nación, en Medellín.